Y el sueño por fin se hizo realidad.
El ciclista español Alejandro Valverde se ha proclamado campeón del mundo al vencer en la prueba en línea de los Mundiales de ciclismo que se están disputando en Innsbruck (Austria).
El murciano, de 38 años, logra así el oro más deseado de su carrera al imponerse al sprint y cruzar la meta por delante del francés Romain Bardet, segundo y el canadiense Michael Woods, tercero.
Valverde, que acumulaba en esta prueba dos platas (2003 y 2005) y cuatro bronces (2006, 2012, 2013 y 2014),
corona con este oro su palmarés y vuelve a situar al ciclismo español en la primera línea al lograr el maillot arcoiris, algo que no ocurría desde 2004 cuando lo ganó Óscar Freire.
El ciclista murciano toma el relevo de Peter Sagan, campeón del mundo en las tres últimas ediciones, que se quedó rezagado a 92 kilómetros de meta en cuanto aparecieron las primeras dificultades de un recorrido montañoso favorable a los escaladores.
"Es increible, son muchos años luchando y al final se ha conseguido", comentaba un emocionado Valverde al poco de cruzar la meta. La prueba fue durísima. Valverde no falló en el sprint.
Con 265 kilómetros de recorrido y casi 4.500 metros de desnivel, se presentaba como uno de los Mundiales más duros de los últimos años,
pero eso no achantó al murciano que estuvo en todo momento arropado por el gran trabajo de la selección española.
"Tengo que agradecerle el esfuerzo al equipo, que han estado atentos", elogió el murciano que afirmó que "esta victoria es de toda la selección".
La carrera comenzó con una escapada de 11 corredores a los 15 kilómetros pero el pelotón no se inquietó consciente de que la neutralizarían, como así fue, por las dificultades que restaban por llegar.
Más adelante, cuando llegó el infierno de Gramartboden, con un 28% de desnivel, se quedó Julian Alaphilippe, uno de los favoritos, incapaz de aguantar el ritmo de su compatriota Bardet.
En esa rampa infernal también se rezagó Tom Doumolin, aunque el neerlandés alcanzó a sus contrincantes en el descenso y pudo pelear por el podio. Valverde, en cambio, siguió a rueda del francés.
Arropado por el esfuerzo del equipo español, el murciano estuvo siempre en el grupo de cabeza y reservándose para el sprint final. Pero quién no flaqueó nunca fue Valverde.
Finalmente, cuando faltaban tan solo 300 metros para la meta, Valverde tomó la iniciativa y se lanzó al ataque para para curzar la meta.
Solo entonces, cuando ya tenía asegurado el oro, levantó los brazos para festejar su triunfo y las lágrimas empezaron a caer por su rostro.
Un sueño que ha tardado en llegar pero que pone el broche de oro a una trayectoria irrepetible. El sueño de vestirse con el maillot arcoiris era una realidad.
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